miércoles, 7 de diciembre de 2022

Historia en positivo - Voces del Territorio: la revolución de las palabras

 

El sol calienta en todo su esplendor, Tierra Grata se divisa a los lejos en medio de una planicie, un lugar que acogió a los excombatientes de las extintas Farc y sus familias. Un grupo de jóvenes y no tan jóvenes se quedan en la entrada de la vereda, inician su recorrido por la vía que los conduce a este lugar, en medio de risas, el barro pegajoso, colorao, como le dicen ellos, que se adhiere a sus zapatos, van por el camino contando historias y grabando su recorrido con los celulares, dialogando sobre lo que hacen para comunicar en los distintos territorios de donde provienen. Tierra Grata, una vereda del municipio de Manaure, es para ellos un lugar nuevo, lleno de prejuicios a causa de sus habitantes, que al llegar los sorprende, porque ven allí los rostros de hombres, mujeres y niños que construyen una historia distinta, desde el diálogo y la paz. El encuentro del Semillero de Comunicación Reafirmando Las Voces del Territorio inicia en el Salón Bogotá, una alegoría de los habitantes de este lugar, para llamar a esta aula por el frio que encierra el aire acondicionado.

Aquí los protagonistas son las voces de los 16 comunicadores populares que participan, para ellos se convirtió en un proceso que encierra muchos aprendizajes siendo este el segundo encuentro presencial, y donde las voces de las mujeres especialmente, adquiere un espacio relevante. Es una revolución de las palabras, en este espacio se empieza a formar para construir una comunicación constructiva, el arte hace parte de las enseñanzas que reciben. El profesor Rafa, como cariñosamente le dicen, es Rafael Moreno, un artista que hace parte del colectivo de teatro “Maderos Teatro”, y que empieza a impartir la formación ayudándoles a crear desde la expresión corporal. Algunos se sientan, inclinándose, porque no aguantan la risa que les produce los ejercicios, en esta revolución comunicativa y de palabras, han aprendido que no solo con ellas se puede comunicar, sino, que el cuerpo es una extensión que permite expresar muchas cosas.  

Mientras se pasan una pelota rápidamente, y crean una forma de describir una situación sin hablar, aquel balón llega a manos de Desly Fuentes, una indígena Kankuama de 32 años, perteneciente al corregimiento de Aguas Blancas, en Valledupar, que participa de este proceso de formación. Ella con su sencillez, con su palabra firme, y con su pequeña hija de ocho años que la acompaña, la toma y crea una escena que comparte con todos los presentes. Desly comenta más adelante, sobre la importancia del empoderamiento como mujer, del fortalecimiento de las capacidades y la lucha que da desde la comunicación para que su voz sea oída.


“Como mujer he crecido desde este aprendizaje, no es fácil que mi voz sea oída, pero en esa lucha estamos las mujeres Kankuamas y las mujeres en general, este proceso del semillero me ha permitido entender y comprender que mi voz es importante, que puedo aportar desde la comunicación. Y quiero que mi hija, que me acompaña, pueda seguir luchando para que nuestras voces sean escuchadas”.

Así como Desly lucha para que su voz sea relevante, esta construcción de la comunicación para el desarrollo y el cambio social se da desde las acciones que realiza el Programa de Desarrollo y Paz del Cesar y La Guajira. El Semillero nace desde la visión, que la comunicación es la base fundamental para crear puentes y desarrollar diálogo y procesos para construir y fortalecer la paz en los territorios. Desde ahí se viene construyendo escenarios, que incluso se desarrollaron en pandemia a través de la virtualidad.

Es así como nos encontramos con José Isabel Gómez Maestre, otro participante del semillero, le gusta que pronuncien su nombre completo, es otro comunicador popular, un hombre afrodescendiente del municipio de La Jagua de Ibirico, juglar e integrante de La Red de Pobladores del Cesar, que alza su voz en medio de la formación para entonar una canción que exalta el rol de los comunicadores para hacer la diferencia.  

“¿Qué pa´ donde va Simón? ¿qué pa´donde va Vicente? dicen que los dos caminan pá onde camina la gente. Yo pienso que son muchachos, como que han perdido el juicio, porque ignoran que esa gente va con rumbo al precipicio. ¿Qué pa´ donde va Simón? ¿qué pa´donde va Vicente? dicen que los dos caminan pá onde camina la gente”.

Entre las reflexiones que realiza José Gómez desde la comunicación constructiva, con su parsimonia, sus gestos pronunciados, desde los versos y canciones, hay otras voces, otros rostros, mujeres que también comunican en sus territorios ancestrales, jóvenes apasionados que transitan caminos para endulzar la palabra con la fuerza de la verdad. Para mantener el equilibrio en una sociedad muchas veces resquebrajada por la violencia, arraigada en nuestra cultura, pero que, desde estas voces, desde la revolución de las palabras, desde los medios de comunicación que participan, dan un matiz distinto buscando sembrar buenas semillas que crezcan y den frutos, para construir la vida querida, la vida que todos merecemos.  

En este ejercicio del semillero la palabra sigue circulando, y sentada en uno de los pupitres en medio del salón, se encuentra María Fernanda Pinilla, es una mujer que lleva en sus venas la comunicación, su voz potente, reflexiva, siembra para narrar la verdad. Ella hace parte de la población de Tierra Grata y Valledupar, así trascurre su vida, entre estos dos lugares, muy distintos entre sí, pero que la conectan con lo que ama.   Es madre de tres adolescentes, y cuando la vemos, irradia juventud, sus hijos son su mayor orgullo. Uno de ellos, Juan Esteban de 17 años, hace parte del Semillero, y cuando lo ve hablar con tanto empoderamiento mientras se turnan la palabra, su voz también se quiebra de felicidad. Las lágrimas recorren sus mejillas, mientras suelta entre sollozos halagos para “su muchacho” y habla del proceso que se viene desarrollando, de la responsabilidad que hay al comunicar:

“Hay una tremenda responsabilidad para asumir el reto de la comunicación, como nos vamos formando y esto se da desde la acción. Pero también, como las comunidades entiendan el valor de esto, y como formarnos sin perder el norte, sin perder esa dirección. Como llevar la comunicación a donde deba llegar”. Señala la comunicadora.

 La palabra es la fuente del semillero, cada uno la lleva en su maleta al territorio del que hace parte, la construye, le da forma, se apropia, y así finaliza la jornada. Los anfitriones han encendido una fogata, es una noche cargada de emociones y sentimientos, los 16 comunicadores populares, se sientan a contar historias en torno al significado de sus nombres, a narrar la paz, a endulzar la palabra para crear y construir desde el diálogo. Mientras la brisa fría de Tierra Grata recorre el lugar, y baja desde el cielo a las montañas, la niebla que empieza a cubrirlo todo, los senderos, los árboles y a los lejos el canto de los grillos, que indican que el día a finalizado, pero que la siembra desde la comunicación se ha realizado y pronto empezará a dar sus frutos.